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El que está sentado en el trono: Conociendo a nuestro Dios Todopoderoso

 ¡Es importante conocer a aquel que está sentado en el trono establecido en el cielo! En el libro del Apocalipsis, se nos revela una visión impresionante de la adoración celestial y la gloria de nuestro Dios Todopoderoso.

En el capítulo 4, versículos 8 al 11, encontramos un pasaje que nos muestra quién es aquel que recibe honor y alabanza constante:

"Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por dentro estaban llenos de ojos; y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir. Y siempre que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo: Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas".

Este pasaje nos revela tres aspectos fundamentales sobre aquel que está sentado en el trono:

1. El Dios Todopoderoso digno de adoración: Los cuatro seres vivientes, seres celestiales llenos de ojos y alas, proclaman incesantemente la santidad del Señor. Él es el que era, el que es y el que ha de venir, el Alfa y la Omega. Esta es una invitación a reconocer la grandeza y santidad de nuestro Dios.

2. El Señor Jesús, el Hijo del Hombre: Aquel que está sentado en el trono es revelado como el Señor Jesús, el Hijo de Dios, quien vino a la tierra y fue traspasado en el costado con una lanza por amor a nosotros. Él es el alfa y la omega, nuestro Dios Todopoderoso. Su sacrificio en la cruz y su resurrección nos aseguran que Él vive por los siglos de los siglos.

3. El Creador de todas las cosas: Aquel que está sentado en el trono es el creador de todo el universo. Todas las cosas existen y fueron creadas por su voluntad. Él es digno de recibir la gloria, la honra y el poder. Reconocer que nuestro Dios es el Creador nos lleva a adorarlo con humildad y reverencia.

En esta visión celestial, vemos a los veinticuatro ancianos, representantes de la iglesia, postrándose y adorando al que vive por los siglos de los siglos. Siguiendo su ejemplo, también debemos rendirle adoración y reconocer su supremacía en nuestras vidas.

¡Conozcamos y adoremos a aquel que está sentado en el trono! Reconozcamos la santidad, el poder creador y la gloria del Señor Jesús, nuestro Dios Todopoderoso.

Digamos con fervor: "¡Amén! ¡Aleluya!".

Que la bendición del Señor Jesús esté con todos nosotros.