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Verdades sobre el diezmo en el siglo XXI: cómo dar generosamente sin ser legalista



Descubra lo que la Biblia enseña sobre la administración financiera. Aprenda cómo dar generosamente y apoyar el reino de Dios sin estar limitado por viejos requisitos.


La importancia del diezmo: comprender el principio divino de la mayordomía financiera


El concepto del diezmo ha sido un tema de debate entre los creyentes durante siglos. Algunos argumentan que el diezmo es un principio del Antiguo Testamento que ya no se aplica a los creyentes del Nuevo Testamento, mientras que otros creen que es un aspecto importante de la mayordomía financiera. En este artículo, profundizaremos en las enseñanzas de la Biblia para comprender el principio de Dios de mayordomía financiera y cómo se aplica a nuestra vida diaria.


Buena administración financiera: un principio bíblico


La Biblia nos enseña que una buena administración financiera es esencial para los creyentes. No se trata sólo de dar el 10% de nuestros ingresos a la iglesia o la causa de Dios; se trata de reconocer que el 100% de lo que tenemos le pertenece a Dios. Dios nos ha dado vida, salud, fuerza, capacidad, intelecto y tiempo, por eso todo lo que ganamos es gracias a Él. Como buenos administradores de los recursos de Dios, debemos esforzarnos por utilizar nuestro tiempo, talentos y finanzas de acuerdo con los principios bíblicos.


El principio del diezmo precede a la ley de Moisés


Si bien el sistema detallado del diezmo se dio bajo la Ley de Moisés, el principio del diezmo en realidad precedió a la Ley. Desde el principio, se esperaba que el pueblo de Dios hiciera ofrendas y sacrificios. Vemos ejemplos de esto en las historias de Caín y Abel, Abraham y Jacob, quienes dieron una parte de sus ganancias a Dios. Este principio del diezmo no es exclusivo del Antiguo Testamento, sino que es un principio que ha estado presente a lo largo de la historia bíblica.


La enseñanza de Jesús sobre el diezmo


En el Nuevo Testamento, Jesús da por sentado que la gente seguirá pagando el diezmo. En Mateo 23, Él elogia a los fariseos por pagar los diezmos, incluso hasta el más mínimo detalle, como la menta en su jardín. Jesús no dice que pagar los diezmos sea incorrecto o legalista; más bien, enfatiza la importancia de la justicia, la misericordia y la fidelidad. Esto muestra que Jesús no abolió el principio del diezmo, sino que enfatizó la necesidad de un corazón generoso y un compromiso de apoyar el reino de Dios.


La enseñanza del apóstol Pablo sobre dar


En 1 Corintios 8 y 9, el apóstol Pablo habla de la importancia de apoyar a la iglesia y a sus ministros. Enfatiza que quienes predican el evangelio tienen derecho a vivir del evangelio y a ser apoyados por la iglesia. Esta enseñanza implica que los creyentes tienen la responsabilidad de dar generosamente para sostener el reino de Dios y sus obreros. Pablo no da un porcentaje o cantidad específica, pero anima a los creyentes a dar según sus capacidades y según Dios les permita.


¿El diezmo sigue siendo relevante hoy en día?


Si bien no estamos bajo la Ley de Moisés, el principio del diezmo sigue siendo un aspecto importante de la mayordomía financiera. No estamos sujetos a las regulaciones específicas de la Ley, pero debemos esforzarnos por dar generosamente y apoyar el reino de Dios. Como hijos de Abraham, debemos seguir el ejemplo de nuestro padre, quien dio el 10% de sus ingresos a Dios. Este principio del diezmo no se trata sólo de dar el 10%; se trata de reconocer la propiedad de Dios sobre todo lo que tenemos y esforzarnos por utilizar nuestros recursos para promover Su reino.


Conclusión


En conclusión, la Biblia nos enseña que una buena administración financiera es esencial para los creyentes. El principio del diezmo no se limita al Antiguo Testamento, sino que es un principio que ha estado presente a lo largo de la historia bíblica. Como creyentes del Nuevo Testamento, no estamos sujetos a las regulaciones específicas de la Ley, pero debemos esforzarnos por dar generosamente y apoyar el reino de Dios. Deberíamos intentar comenzar con el 10% y luego dar más según Dios nos lo permita, reconociendo que el 100% de lo que tenemos le pertenece a Él.