EL VENENO DEL RENCOR
El veneno del rencor según la palabra de Dios nos hace pecar y lo peor es que nos va consumiendo el corazón, llevándonos a la muerte espiritual.
Texto clave: "No aborrecerás a tu hermano en tu corazón; razonarás con tu prójimo, para que no participes de su pecado. No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo.Yo Jehová." Levítico 19:17-18.
Con los hijos de Dios, no guardaras rencor en tu corazón, no buscarás venganza contra tu hermano, Dios nos ayude, he visto como hay rencor entre hermanos en la iglesia del NOMBRE, he visto como se busca y se desea mal a los que fueron comprados a precio de sangre, en algunas ocasiones por no pertenecer a su mismo grupo denominacional y otras por envidia.
Como es posible que los que enseñan la sana doctrina se desprecian entre si, como es posible que tengan en su corazón el veneno del rencor, unos con otros. Hermanos que se persiguen entre si, violando todo afecto natural, guardando perpetuamente en sus corazones este veneno mortal.
El Señor castiga este pecado del veneno del rencor, la biblia dice: "Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Edom, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque persiguió a espada a su hermano, y violó todo afecto natural; y en su furor le ha robado siempre, y perpetuamente ha guardado el rencor." Amós 1:11.
El Señor Jesús enseñó que nos amemos unos a otros, el esta encontrar del rencor entre hermanos, la biblia dice del amor:
"no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad." 1 Corintios 13:5-6.
"Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros.' 1 Juan 4:11.
Este mandamiento está escrito desde siempre, pero que triste es ver a hermanos y pastores predicando del amor y del perdón, cuando ellos mismo tienen el corazón lleno del veneno del RENCOR.
Una reflexión dice:
La hija llega y le dice a su padre:
- ¡Papá, ya no aguanto más a la vecina! Quiero matarla, pero tengo miedo que me descubran. ¿Puedes ayudarme con eso?
El padre le responde:
- Claro que sí mi amor, pero hay una condición... Tendrás que hacer las paces con ella para que después nadie desconfíe que fuiste vos cuando ella muera. Tendrás que cuidarla muy bien, ser gentil, agradecida, paciente, cariñosa, menos egoísta, retribuir siempre, escucharla más... ¿Ves este polvito? Todos los días pondrás un poco en su comida. Así ella morirá de a poco.
Pasados 30 días, la hija vuelve a decir al padre:
- Ya no quiero que ella muera. La amo.
¿Y ahora?
¿Cómo hago para cortar el efecto del veneno?
El padre entonces le responde:
- ¡No te preocupes! Lo que te dí fue polvito de arroz.
Ella no morirá, porque el veneno estaba en ti.
Cuando alimentamos rencores, morimos de a poco.
Aprendamos a hacer las paces con quienes nos ofenden y nos lastiman.
Aprendamos a tratar a los demás como queremos ser tratados. Aprendamos a tener la iniciativa de amar, de dar, de donar, de servir, de regalar, y no solo querer ganar y ser servido.
No sigas esparciendo el veneno de unos cuantos, contagiando a los demás, mas bien enseña la cura contra este veneno del RENCOR, enseña y práctica el amor de nuestro Dios y Señor Jesús. Sigamos su ejemplo de amor, aún con el dolor y la vergüenza que había pasado sólo decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Lucas 23:34.
Este mismo ejemplo debemos poner en práctica, no guardando el veneno del RENCOR en tu corazón, el apóstol Pablo dijo: "Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis. Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran. Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión. No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres."
Romanos 12:14-18.
Así que hermano, no guardés rencor a nadie, no vale la pena tener en tu corazón este veneno mortal, solo procura lo bueno y viva en paz con todos.
Dios les bendiga