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2-Ya no siento amor por mi cónyuge: El matrimonio: más allá de los sentimientos


En el camino de nuestros matrimonios, experimentamos diferentes etapas. A veces, nuestras relaciones se sienten fuertes y satisfactorias, y estamos verdaderamente enamorados el uno del otro.

Nos encontramos en un buen lugar juntos. Sin embargo, también hay momentos en los que nos sentimos estresados y frustrados, incluso podemos estar enojados con nuestra pareja. ¿Qué hacemos cuando el amor hacia nuestra pareja parece desvanecerse?

El problema radica en nuestro concepto cultural del amor: lo asociamos principalmente con un sentimiento. Pero desde una perspectiva bíblica, el amor no es meramente un sentimiento. Si bien nuestros afectos pueden influir en él, el amor es principalmente una devoción y un compromiso. Podemos elegir amar. Como dice la Biblia: "Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios" (1 Juan 4:7). Dios nos insta a amarnos mutuamente, incluso cuando nuestros sentimientos fluctúan.

De hecho, la Biblia nos ordena amar incluso a nuestros enemigos. Jesús nos enseñó: "Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen" (Mateo 5:44). Entonces, sin duda, cuando se nos pide amar a nuestra pareja, también podemos tomar la decisión de amar. Es posible que algunos días no tengas ganas de amar a tu cónyuge, pero en esos momentos es importante recordarte a ti mismo que debes amar a tu pareja. El no hacerlo, a pesar de ser difícil, es ir en contra de lo que Dios nos pide. Debemos obedecer a Dios y seguir las enseñanzas de las Escrituras, independientemente de nuestras inclinaciones momentáneas.

También debemos comprender que vivimos en una cultura donde se valora el enamoramiento y el noviazgo como el período en el que dos personas se "enamoran" antes de casarse; es cuando las personas eligen a su cónyuge. Sin embargo, a lo largo de la historia, los matrimonios fueron arreglados. Aunque algunos padres permitían que sus hijos tuvieran cierta voz en la elección, la Palabra de Dios siempre exigió amor en un matrimonio arreglado. El amor implica fidelidad. Como nos recuerda la Biblia: "Que el amor fraternal os una con ternura cada vez mayor" (Romanos 12:10). Si se insta a los creyentes a permanecer fieles a la persona con la que estaban dispuestos a casarse, entonces también debemos mantenernos fieles a la persona que elegimos como cónyuge.

El amor es una elección para mantenernos fieles día tras día. Es una decisión de hacer lo correcto incluso cuando no nos sentimos profundamente enamorados de nuestra pareja. Amarlos en los días en que nos miman con flores o nos preparan una deliciosa comida que nos gusta es fácil. 

Pero también necesitamos amarlos en los días en que nos hieren. El amor es una elección para actuar correctamente. Primero decidimos amar, y luego nuestros sentimientos seguirán. Como nos enseña la Biblia: "Sobre todo, amanse fervientemente los unos a los otros, porque el amor cubre multitud de pecados" (1 Pedro 4:8). Nuestras decisiones deben guiar nuestros sentimientos, no al revés.