Esta sola frase de "No los dejaré huérfanos" (Juan 14:18) tiene a muchos mirando hacia el cielo. Que nos puede decir las escrituras al respecto.
Dios, a través del profeta Jeremías, se dirige al pueblo judío con un recordatorio de su poder ilimitado (Jeremías 32:27): "He aquí, yo soy el SEÑOR, el Dios de toda carne, ¿habrá algo imposible para mí?".
En una comunión continua con su pueblo, Dios se revela a través del profeta Isaías, anunciando su venida para salvar (Isaías 35:4-5). Él elige vestirse en un cuerpo de carne, como se proclama en Isaías 45:15: "Verdaderamente tú eres Dios que te encubres, Dios de Israel, que salvas".
Un misterio que desafía la comprensión humana... En Isaías 9:6, se despliega una visión profética que habla de un niño que nacerá y será llamado "Padre Eterno" y "Dios Fuerte"; una profecía que encuentra su cumplimiento en Jesús.
Sin embargo, en Mateo 26:39, el mismo niño mencionado en Isaías 9:6, cuyo nombre es Jesús, se postra en humildad y ora al Padre diciendo: "Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa".
Surge una pregunta inquietante: ¿El Jesús del que habló Isaías en Isaías 9:6 es el mismo que oró al Padre Eterno o al Dios Fuerte en Getsemaní?
A medida que exploramos estas verdades bíblicas, nos sumergimos en el poder de Dios y su capacidad de obrar lo imposible, tal como se plantea en Jeremías 32:27. Las respuestas pueden no ser evidentes, pero la búsqueda de la verdad nos acerca al corazón de la fe.
El misterio que muchos no logran comprender
¡Bendiciones en abundancia!

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