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EL PROPÓSITO DE LA SANTIDAD



Lo primero que tenemos que comprender como cristianos, es que fuimos llamados a ser santos, recuerde que antes hacíamos parte de un mundo en el cual nos gozábamos en el pecado, es mas hablamos con nuestros amigos de la cuadra
de lo mal que nos portábamos con nuestro semejantes o el caso si cometíamos fornicación o adulterio con cierta mujer, eso era para nosotros motivos de festejos. Estas cosas injustas nos alejaban del reino de Dios. Si usted quiere ser heredero del reino de Dios querido amigo tiene que renunciar a la fornicación, a la idolatría, al adulterio, renunciar a ser una persona afeminada, y menos tener relaciones con varones, no ser un ladrón, no ser avaro, no estar en borracheras, no ser maldiciente, renuncie a ser un estafador, recuerde que Dios advierte que los que hacen todas estas cosas no heredarán el reino de Dios.

Los que ahora por la gracia de Dios, somos cristianos, quizás algunos practicamos unas o varias de estas cosas que nos alejaban de Dios, éramos por naturaleza hijos de ira, odiados por la sociedad. Todo esto por ser injustos, una persona injusta es un practicante del pecado, es al que la escritura llama malo, es un pagano, es aquel que muestra una decisión personal de su propia ejecución. También se puede calificar a una persona injusta como aquellos que muestran una ilusión de ser sabios en su propia opinión.

Todo esto termino cuando cierto día tuvimos un encuentro personal con el salvador, o cuando alguien nos puso al tanto de lo mal que estábamos y Dios en su misericordia nos lavo, nos santifico, éramos unos desechables, hasta que llego Jesús y nos justifico. Todo esto sucedió cuando decidimos bautizarnos en su nombre, el nos lleno de su Espíritu Santo, y pasmos de ser injustos a personas santas:

• “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad” (Romanos 1:18).

• “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.” (1 Corintios 6:9-11).

• “quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.” (Romanos 1:32).

Nuestro Dios nos dejo las Sagradas Escrituras para que estuviéramos enterados de estas cosas, entonces la pregunta es: ¿Por qué le gente se condena? Pues porque muchos creen que no es importante conocer a Dios y su palabra, por tal motivo Dios los dejo que siguieran pervirtiendo su mente y terminaron en la perversión: “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío. Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.” (Romanos 1:21:32). Todo esto nos enseña que estas personas aunque saben la ley de Dios, que dice que las gentes que practican todas estas cosas merecen morir, a ellos no les importa condenarse, y siguen haciendo lo malo. Además afirman que los que hacen todo esto están en lo correcto.

Dios quiere que los cristianos no seamos participes de estas cosas, y eso porque hay muchos amigos inconversos que tratan de hacernos participes de sus conversaciones de fornicación o adulterio. Hermanos esto no le agrada a nuestro Dios: “Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios. Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia. No seáis, pues, partícipes con ellos. Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad), comprobando lo que es agradable al Señor. Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas; porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto.” (Efesios 5:5-12).
Como ser humano tienes que entender la Santidad de Dios para poder ver tu propio pecado. Si no entiendes que Dios es Santo, nunca podrás tener convicción de tu inmundicia y no podrás tener la más mínima oportunidad de arrepentirte delante de Dios para poder ir al Cielo Eterno

La Palabra de Dios enseña que sin santidad, nadie vera al señor (Hebreos 12:14). Por eso Dios nos limpio, con el fin de que le veamos: “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.” (Mateo 5:8). La Santidad es lo que nos identifica como Hijos de Dios, y como coherederos del reino con Cristo Jesús. La santidad es lo que nos distingue de todo aquel que está en el mundo, y ama las cosas del mundo. La santidad de Dios en el creyente se identifica en su separación de todo lo malo, es decir apartarse del pecado y vivir según la voluntad de Dios.

Si una persona muere en estado de inmundicia no entrara en la nueva Jerusalén, no entrara al reino de los cielos: “No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero.” (Apocalipsis 21:27).

En resumen todo aquel que hace las obras de la carne está en estado de inmundicia y esto no le permitirá entrar al reino de Dios: “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. ” (Gálatas 5:19-21). En otras palabras, cuando Dios nos invita a vivir en santidad, nos está pidiendo lo siguiente:

1. Que seamos limpios de toda culpa.
2. Vivir físicamente puros.
3. Ser moralmente irreprensibles.
4. Estar consagrados a él y no al mundo.

Estos puntos, es lo que quiere decir la palabra santidad. Esta palabra proviene del verbo santificar y se ha traducido en el antiguo testamento del hebreo קדשׁ qadash, que significa: estar limpio, ceremonial o moralmente, consagrado, dedicado, puro. En el nuevo Testamento se ha traducido de la palabra griega ἅγιος hagios, que significa: sagrado, físicamente puro, moralmente irreprensible y ceremonialmente consagrado, santo.

Queridos hermanos Dios les quiere recordar que son dos los propósitos de la santidad:

1. Separarse del mundo: Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré………….."Salid de en medio de ellos, "apartaos" (2 Corintios 6:17).

2. Apartarse a Dios: Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. "…….….....presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios..." (Romanos 12:1)

Pablo nos aconseja como llegar a la santidad de nosotros mismos, para lograr la armonía con el Dios de Amor, el Dios Santo: “Vestíos pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia. Soportándonos unos a otros, y perdonándonos unos a otros, si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo nos perdonó, así también háganlo ustedes. Y sobre todas las cosas, vestíos de Amor, que es el vínculo perfecto. Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que así mismo fuiste llamados en un solo cuerpo, y sean agradecidos”. (Col 3:12-15).

La única manera de vivir en santidad es por medio de la ayuda del espíritu Santo de Dios: EL AMOR DE DIOS SOBRE NOSOTROS.

No debemos conformarnos a los deseos que antes tuvimos estando en nuestra ignorancia (1 Pedro 1:14). Antes ignorábamos las verdades de la Palabra de Dios, viviendo nuestras vidas usando el modelo y patrón de los deseos e impulsos de la vieja naturaleza o la carne, pero ahora nos conformamos a la imagen del varón perfecto, Jesús. En (2 Corintios 7:1) dice: “limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.” Así que, ahora vivimos no bajo la influencia de nuestra propia naturaleza pecaminosa, sino bajo el control y dominio del Espíritu Santo. Es Dios quién nos llama a santidad y quién nos provee los medios para poder vivir la vida que desea para cada uno de sus hijos. Esta vida nueva en justicia, santidad y comunión por medio de nuestro Dios y salvador Jesucristo.

Dios les siga bendiciendo.