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4-Ya no siento amor por mi cónyuge: El matrimonio: un compromiso para toda la vida


El mantener nuestros votos matrimoniales es de suma importancia. El matrimonio es una relación que abarca todos los aspectos de nuestras vidas. 

"Mantengan el honor del matrimonio en todos los aspectos; y que el lecho matrimonial no se contamine, porque Dios juzgará a los adúlteros y a todos los que cometen inmoralidades sexuales" (Hebreos 13:4).

No solo nos afecta como individuos, sino que también impacta a quienes nos rodean: nuestras familias extendidas y, sobre todo, nuestros hijos. Se dice que el mayor regalo que los padres pueden dar a sus hijos es amarse mutuamente. Sin embargo, el matrimonio va más allá de eso, ya que también moldea nuestro carácter.

"Sea bendito tu manantial, y regocíjate con la esposa de tu juventud" (Proverbios 5:18).

El matrimonio es un compromiso que refleja nuestra integridad como individuos. Es el compromiso más significativo que hacemos en nuestra vida. Si somos capaces de mantener nuestro compromiso matrimonial, demostramos que también somos capaces de cumplir otras promesas y compromisos. Sin embargo, si rompemos el compromiso del matrimonio, ¿cómo podemos mantenernos fieles a otros compromisos en diferentes áreas de nuestra vida? Si no podemos amar a la persona más cercana a nosotros en esta vida, nuestro cónyuge, ¿cómo podremos amar a otros? Mantenernos comprometidos con el matrimonio nos demuestra a nosotros mismos y a los demás que somos personas comprometidas y capaces de cumplir nuestras promesas.

"Maridos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella" (Efesios 5:25).

Además, el matrimonio desarrolla nuestro carácter. Convertirse en "uno" con otra persona es un desafío arduo. Si no fuera así, la Biblia no advertiría tan enfáticamente sobre el divorcio. Dios sabía que el matrimonio no sería fácil, pero también sabía que valdría la pena. En el matrimonio, debemos dejar a un lado nuestro orgullo y aprender a trabajar en equipo con nuestra pareja. Aprendemos el compromiso, la paciencia y la perseverancia. En otras palabras, el matrimonio nos prepara para enfrentar desafíos en otras áreas de la vida. Si podemos ser pacientes con nuestro cónyuge, podemos ser pacientes con personas difíciles en la iglesia. Si aprendemos a mantenernos comprometidos en el matrimonio incluso cuando las cosas se ponen difíciles, desarrollamos la resistencia necesaria para enfrentar situaciones complicadas en nuestro entorno laboral.

"Y sobre todas estas virtudes, vestíos de amor, que es el vínculo perfecto" (Colosenses 3:14).

Por último, el matrimonio es una relación primaria en la que aprendemos a valorar a los demás más que a nosotros mismos. El secreto de mantener la felicidad en el matrimonio radica en comprometernos con la felicidad de nuestra pareja. Cuando adoptamos esta perspectiva, el matrimonio se convierte en un regalo que sigue dando. Es un compromiso que nos enseña a mantenernos fieles, un amor que nos enseña a amar y una relación que nos fortalece a lo largo de nuestra vida, con todos sus altibajos. Un matrimonio basado en los principios de Dios es un compromiso de felicidad de por vida.

"Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne" (Efesios 5:31).

Que estas citas bíblicas nos inspiren a honrar nuestro compromiso matrimonial y a buscar la felicidad duradera a través de un amor y una dedicación inquebrantables.