5-Ya no siento amor por mi cónyuge: El matrimonio como reflejo del amor de Dios
El matrimonio no es solo un pacto entre los cónyuges y el Señor, sino que también tiene un propósito más amplio.
"Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne" (Génesis 2:24).
Desde el principio, Dios diseñó el matrimonio para que fuera un reflejo de algo más grande. La concepción bíblica del matrimonio nos enseña que el Creador todopoderoso, omnisciente y soberano había planificado que esta relación humana hablara de algo más allá del matrimonio entre dos personas. En el Nuevo Testamento, se nos revela que el matrimonio es un reflejo de la unión de Cristo con su iglesia.
"Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Grande es este misterio, pero yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia" (Efesios 5:31-32).
En otras palabras, nuestro matrimonio es un testimonio del amor de Dios hacia un mundo incrédulo. Es un reflejo del amor de Cristo por los creyentes. El apóstol Pablo lo describe como un gran misterio porque, en la Biblia, la iglesia se describe como la esposa de Cristo. Estamos esperando ansiosamente el banquete de bodas con Jesús en el cielo. La Biblia utiliza el lenguaje del matrimonio para describir nuestra relación con nuestro Señor. Por lo tanto, se nos anima como cristianos a reflejar el amor de Cristo en nuestra relación matrimonial.
"Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella" (Efesios 5:25).
Esto significa que nuestro pacto matrimonial es un testimonio del Evangelio. Por eso la Biblia nos dice que los esposos deben amar a sus esposas y cuidar de ellas como lo harían con sus propios cuerpos. Esto es un testimonio del amor de Cristo que dio su vida por nuestra salvación. Las esposas también deben respetar y honrar a sus esposos de una manera que testifique el amor de la iglesia por el Señor.
Este hermoso misterio bíblico fue planeado por Dios para que una relación humana caída pudiera representar su amor por su creación. Sin embargo, sabemos que no podemos lograr esto por nuestras propias fuerzas. Por eso debemos orar diariamente para que el Señor nos dé la fortaleza para amar a nuestro cónyuge. También es importante rodearnos de otras parejas piadosas que puedan aconsejarnos en los momentos difíciles de la vida. Necesitamos leer la Palabra de Dios a diario, ya que es nuestro pacto matrimonial. La Palabra de Dios nos dará instrucciones sobre cómo amarnos mutuamente en la enfermedad y en la salud, en tiempos de riqueza y en tiempos de pobreza, hasta que la muerte nos separe. Cuando nos apoyamos en la Palabra de Dios como cristianos, podemos ser un reflejo del amor de Cristo para el mundo. También podemos mostrar a nuestra sociedad, a nuestra familia y a nuestros hijos cómo es un matrimonio feliz y divino.
"En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros" (Juan 13:35).