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6-Ya no siento amor por mi cónyuge: El matrimonio como un ejemplo de verdadero amor


Bienvenidos a nuestro blog, donde seguiremos exploraremos el maravilloso mundo del matrimonio y cómo podemos construir relaciones sólidas y satisfactorias basadas en los principios bíblicos.

El matrimonio es mucho más que un mero contrato legal; es un pacto sagrado entre dos personas que se aman y se comprometen a caminar juntas de por vida. En este espacio, descubriremos cómo el matrimonio puede ser un reflejo del amor de Dios hacia nosotros y cómo podemos cultivar un vínculo fuerte y duradero que sea un testimonio vivo para el mundo.

El no sentirnos amados por nuestro cónyuge o no sentir amor hacia nuestro cónyuge no son razones para el divorcio.

Por supuesto, cuando hablamos de matrimonio, la gente a menudo señala excepciones bíblicas que permiten el divorcio. Eso es cierto. Hay casos en la Biblia en los que el esposo o la esposa pueden divorciarse. Sin embargo, debemos recordar que no sentirnos amados por nuestro cónyuge o no sentir amor hacia nuestro cónyuge no son razones para el divorcio. Las excepciones deben verse en el contexto de otras Escrituras y a la luz del corazón de Dios, no como una excusa para poner fin al pacto matrimonial.

"Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre" (Mateo 19:6).

Por ejemplo, en el libro de 1 Corintios, se habla del abandono como una de las razones para el divorcio. Dice que si un cristiano está casado con un incrédulo y el incrédulo quiere el divorcio, el cristiano puede poner fin a la relación. Sin embargo, si el incrédulo quiere permanecer en el pacto matrimonial, se alienta al creyente a permanecer casado. En otras palabras, Dios ama el matrimonio y permite el divorcio solo como una excepción.

"Pero si el incrédulo se va, que se vaya; en tales casos el hermano o la hermana no queda obligado, pues Dios nos llamó a vivir en paz" (1 Corintios 7:15).

Otra razón muy comúnmente discutida para el divorcio es la infidelidad sexual. Por supuesto, esta es una situación muy dolorosa si uno de los cónyuges no se mantiene fiel en el matrimonio. Es un pecado que la Biblia dice que Dios juzgará. Debemos mantenernos alejados del pecado sexual y ser fieles a nuestro cónyuge tanto como sea posible. Sin embargo, los casos que implican infidelidad deben ser tratados de manera individual. Es importante considerar si la persona es constantemente infiel, si se trata de un caso aislado o si ha habido arrepentimiento genuino y disposición para hacer las cosas bien en el matrimonio. La Biblia alienta al cónyuge afectado a perdonar, pero también reconoce que este es un asunto complicado que puede requerir consejería para resolverse completamente.

"Porque el Señor es compasivo y misericordioso, lento para la ira y grande en amor" (Salmo 103:8).

Sin embargo, el matrimonio es un lugar donde debemos practicar todos los principios bíblicos. Es en el matrimonio donde debemos ejercer el amor, el perdón, la fidelidad, la gracia, el autocontrol y otros atributos fundamentales. El matrimonio es un ejemplo para el mundo, para nuestros familiares, amigos y para la iglesia. Es en el matrimonio donde realmente vivimos nuestra salvación cada día. Es un ejemplo de lo que es el verdadero amor, basado en los principios de Dios.

"Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama es nacido de Dios y conoce a Dios" (1 Juan 4:7).

Que nuestro matrimonio sea un testimonio vivo del amor de Dios y una demostración del verdadero amor en acción.