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Es la unicidad una doctrina mormona?


Ilustración mormona sobre la Primera Visión de José Smith

En un escenario donde las interpretaciones teológicas se entrecruzan y desafían, emerge la figura de Luis Carlos Reyes, un apologista trinitario cuyas afirmaciones suscitan atención y escepticismo. En sus diatribas, se aventura a sostener que los mormones, en sus orígenes, abrazaron el unitarismo y posteriormente derivaron hacia el politeísmo. Esta afirmación, según Reyes, vincula doctrinalmente a los mormones con los pentecostales del nombre.

Su argumento se basa en una interpretación parcial del Libro de Mormón, alegando que este texto, supuestamente inspirado por demonios, promulgaba una doctrina unitaria. A partir de citas seleccionadas, intenta respaldar su afirmación, sin embargo, su análisis se revela como un acto de tergiversación.

Reyes destaca pasajes como Éter 3:14, donde se presenta una concepción unitaria, pero ignora el contexto y la diversidad de títulos dados a Jesucristo en el libro mormón. Además, omite deliberadamente la distinción que los mormones hacen entre el Padre y el Hijo, reflejando así una comprensión errónea de sus enseñanzas.

Citemos el pasaje que utiliza Reyes, Éter 3:14:

“He aquí, yo soy el que fue preparado desde la fundación del mundo para redimir a mi pueblo. He aquí, soy Jesucristo. Soy el Padre y el Hijo. En mí todo el género humano tendrá vida, y la tendrá eternamente, sí, aun cuantos crean en mi nombre; y llegarán a ser mis hijos y mis hijas” (Éter 3:14).

Luego, utilizando el mismo pasaje, Reyes concluye:

“Aquí vemos una doctrina unicitaria comunicándose en el Libro de Mormón (...) un libro que fue inspirado por demonios (...) ¿Hay algún unicitario que pueda responder a esto? ¿Por qué vemos la doctrina unicitaria comunicándose por medio de un libro que fue inspirado por los demonios?”

La evidencia interna del Libro de Mormón desmonta la falacia de Reyes, revelando que los mormones no comparten la visión unitaria que él sugiere. Abinadí, un personaje del libro, explica que Jesucristo es tanto el Padre como el Hijo, pero no en el mismo sentido trinitario, sino más bien en un contexto cultural y mesoamericano donde se aplicaban múltiples títulos a una deidad.

Por ejemplo, en el pasaje que utiliza Reyes, Moshía 15:1-4, Abinadí afirma:

“Y luego les dijo Abinadí: Quisiera que entendieseis que Dios mismo descenderá entre los hijos de los hombres, y redimirá a su pueblo. Y porque morará en la carne, será llamado el Hijo de Dios, y habiendo sujetado la carne a la voluntad del Padre, siendo el Padre y el Hijo, el Padre porque fue concebido por el poder de Dios; y el Hijo, por causa de la carne; por lo que llega a ser el Padre e Hijo; y son aun Dios, sí, el verdadero Padre Eterno del cielo y de la tierra” (Moshía 15:1-4).

Todos los que profesan la fe en la Trinidad comparten la doctrina mormona que presenta a Jesús como un Padre distinto al Padre Celestial.

Se ha demostrado que el Libro de Mormón y la doctrina mormona en general, discrepan de la idea de que Jesús sea el único y mismo Dios Padre. Más bien, sostienen que, aunque Jesús es llamado Padre, esto debe entenderse de diversas maneras: (1°) como un agente creador designado por el Padre celestial, (2°) como un padre en el sentido patriarcal, y (3°) como un representante plenipotenciario del Padre celestial. Curiosamente, estos mismos argumentos han sido empleados por trinitarios de diferentes corrientes para refutar la noción de que Jesús sea identificado como el Padre en Isaías 9:6. Incluso, en un video sobre este pasaje, el apologista trinitario L.C. Reyes argumentó que la expresión "Padre eterno" aplicada a Jesús no prueba su identificación como el Padre encarnado, sino que sugiere la eternidad del Hijo.

Paradójicamente, al intentar rebatir las creencias unicitarias, L.C. Reyes ha terminado socavando su propia posición teológica, lo que plantea dudas sobre la solidez de la doctrina trinitaria. Si seguimos el mismo razonamiento de Reyes, él y otros trinitarios deberían explicar por qué el Libro de Mormón, supuestamente inspirado por demonios, comunica una doctrina que contradice la noción trinitaria de Jesús como el único Dios Padre.

Además, es común que los trinitarios interpreten ciertas frases del Libro de Mormón como referencias a la Trinidad, como en 2 Nefi 31:21 y Alma 11:44. En consecuencia, Luis Carlos Reyes y otros trinitarios que respaldan su posición deben responder por qué la doctrina trinitaria se encuentra presente en un libro que supuestamente fue inspirado por demonios.

Además la doctrina de la Unicidad de Dios, tal como es profesada por los Pentecostales del Nombre de Jesús, puede ser expresada mediante las siguientes afirmaciones:

1. Dios es absolutamente uno y único, y no puede ser dividido (Deuteronomio 6:4; Gálatas 3:20).

2. El único Dios, quien es el Padre invisible, se manifestó en la carne como un hombre, Jesucristo, el Hijo visible (Juan 17:3, 20:28; 1 Corintios 8:6; 2 Corintios 4:4; Colosenses 1:15, 2:9; 1 Timoteo 3:16; Hebreos 1:3).

3. Las diferencias bíblicas entre el Padre y el Hijo se explican mediante la encarnación. Cuando Dios se manifestó en la carne, continuó existiendo como Dios el Padre fuera de la encarnación, pero simultáneamente comenzó a existir dentro de la encarnación como el hombre Jesucristo, quien es el Hijo, Emanuel o Dios con nosotros.

En última instancia, las acusaciones de Reyes no solo carecen de validez, sino que también revelan una agenda sesgada y una falta de comprensión de las complejidades teológicas. Su intento de desacreditar a los mormones solo logra exponer su propia ignorancia y falta de rigurosidad en el análisis doctrinal.