Nutriendo la Unción Espiritual: Lecciones de Saúl y su Encuentro con los Profetas
En el relato bíblico de Saúl y su experiencia con los profetas, encontramos lecciones valiosas sobre el papel fundamental de mantener y fortalecer nuestra conexión con Dios.
A través de este análisis, exploraremos cómo la unción inicial del Espíritu exige una dedicación constante y cómo el ejemplo de Saúl nos motiva a buscar una relación íntima con Dios para un crecimiento espiritual sostenible.
“Y cuando llegaron allá al collado, he aquí la compañía de los profetas que venía a encontrarse con él; y el Espíritu de Dios vino sobre él con poder, y profetizó entre ellos. Y aconteció que cuando todos los que le conocían antes vieron que profetizaba con los profetas, el pueblo decía el uno al otro: ¿Qué le ha sucedido al hijo de Cis? ¿Saúl también entre los profetas?” 1 Samuel 10 : 10 - 11
Sin embargo, el problema radicó en que Saúl no cultivó una relación íntima con Dios después de recibir esa unción inicial. Esto nos enseña una lección importante: aunque Dios pueda tocar nuestras vidas y provocar un cambio repentino, es nuestra responsabilidad cuidar y nutrir ese toque del Espíritu.
La vida espiritual puede ser comparada con un huerto.
Si no cuidamos y regamos constantemente nuestras plantas, estas se marchitarán y perderán su vitalidad. De la misma manera, si no cultivamos nuestra relación con Dios a través de la oración, la lectura de la Biblia y la comunión con otros creyentes, nuestra vida espiritual se verá afectada y debilitada.
Es cierto que cualquiera puede profetizar bajo la unción del Espíritu, pero provocar cambios constantes y duraderos en nosotros requiere de una habilidad y dedicación especial.
Esa habilidad se desarrolla a través de una relación íntima con Dios, donde permitimos que Su Espíritu trabaje en nosotros, transformándonos a su imagen.
Saúl nos enseña la importancia de no conformarnos con un encuentro superficial con Dios, sino de buscar una relación profunda y constante con Él. Al hacerlo, podremos experimentar un crecimiento espiritual continuo y ser instrumentos de cambio en nuestras vidas y en el mundo que nos rodea.
Recuerda que el toque del Espíritu es solo el comienzo, pero depende de nosotros cuidarlo y desarrollarlo a lo largo de nuestra vida espiritual. ¡No te conformes con menos, busca una relación íntima con Dios y permite que su poder transformador actúe en ti!"
!Dios te bendiga!